El padre argentino, referente humanitario en Gaza y voz escuchada por el fallecido papa Francisco, fue alcanzado por un ataque que dejó muertos y heridos. La comunidad internacional repudió la agresión.2 min. de lectura
El último bombardeo sobre Gaza dejó una imagen que conmovió al mundo: el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia, resultó herido tras un ataque que alcanzó el templo donde se refugiaban cientos de civiles. El episodio, que ya provocó repudio internacional, se produjo mientras continúan los intensos bombardeos israelíes y las conversaciones de un alto al fuego siguen sin avances concretos.
La Iglesia Sagrada Familia es el único templo católico en toda la Franja de Gaza y desde hace meses se convirtió en un refugio humanitario para más de 500 personas desplazadas por la guerra. Romanelli, nacido en Villa Luro, Buenos Aires, lidera la parroquia desde hace años y era conocido por su estrecho vínculo con el fallecido papa Francisco, con quien mantenía comunicación diaria desde el comienzo de la ofensiva sobre la Franja.
Una herida que sacude a la comunidad cristiana y a la diplomacia internacional
El bombardeo dejó un saldo preliminar de al menos 22 muertos en diferentes zonas de Gaza, incluyendo dos personas fallecidas dentro del templo católico. Según imágenes difundidas por medios internacionales, el techo del edificio fue alcanzado directamente y varios muros quedaron destruidos.

Romanelli fue visto recibiendo atención médica con una herida en la pierna, en un hospital local. Su labor en la región es reconocida por acompañar tanto a la comunidad cristiana como a civiles palestinos de otras confesiones, ofreciendo refugio, asistencia y contención espiritual.
La reacción internacional no tardó en llegar. Desde el Vaticano, el papa León XIV lamentó el ataque y reiteró su pedido de un alto el fuego inmediato, mientras que la primera ministra italiana Giorgia Meloni calificó de “inaceptable” la agresión contra civiles y lugares de culto. El Patriarcado Latino de Jerusalén también repudió el ataque y destacó la gravedad de lo ocurrido.
Por su parte, las Fuerzas de Defensa de Israel reconocieron estar al tanto del incidente y expresaron “lamentar cualquier daño a lugares religiosos”, mientras las investigaciones internas continúan.