El bosque energético de Miramar: ramas flotantes, portales y otras leyendas que atraen a turistas y científicos

Un rincón rodeado de misterios naturales, en medio de la costa bonaerense, que intriga tanto a quienes buscan bienestar como a los amantes de lo inexplicable.4 min. de lectura

Recostada frente al mar, la ciudad de Miramar esconde uno de los secretos mejor guardados de la provincia de Buenos Aires: el Bosque Energético. Se trata de una pequeña porción del inmenso Vivero Dunícola Florentino Ameghino, un parque forestal de más de 500 hectáreas que fue creado en 1923 para fijar los médanos y proteger la zona costera.

El vivero abarca una franja de 8 kilómetros de largo por 1,5 de ancho, con especies autóctonas y exóticas que conforman un entorno ideal para caminatas, cabalgatas, bicicleteadas o simplemente para pasar el día al aire libre. Dentro de este ecosistema, hay una zona particular de unas 3 a 5 hectáreas que se ha ganado fama por su extraña energía, sus relatos sobrenaturales y su atmósfera fuera de lo común: el llamado Bosque Encancato o Energético.

Bosque energético.Free-Photos en Pixabay.

La forestación del lugar comenzó en 1924 con pinos mediterráneos (Pinus pinea), seleccionados por su resistencia a suelos arenosos y su capacidad de entrelazar raíces para sostener el terreno. Además del pino piñonero, en el Bosque Vivero hay al menos cinco especies más: tumbergii, eliotis, saligna, marítimo y otras.

El objetivo inicial era puramente práctico: evitar que la arena del mar invadiera la ciudad. Pero con el paso del tiempo, el espacio fue ganando valor ambiental, recreativo y hasta místico. Hoy cuenta con fogones, un museo paleontológico, una capilla y senderos interpretativos, además del enigmático bosque.

Sendero rodeado de árboles en el Bosque Energético de Miramar con visitantes caminando
El Bosque Energético de Miramar, un rincón natural que invita a caminar y conectarse con su energía misteriosa.

OVNIS, ramas en equilibrio y otras leyendas

Lo que distingue al Bosque Energético es la cantidad de historias que lo rodean. Allí, los visitantes aseguran poder colocar ramitas, una sobre otra, en forma de “T” y lograr un equilibrio insólito, casi antigravitatorio. El experimento, aunque sencillo, se ha vuelto un ritual para quienes buscan experimentar la energía del lugar.

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