Veneno para curar: cómo la UNLP transforma picaduras en antídotos

El aumento del 74% en las picaduras de escorpiones en Argentina durante 2025 puso en alerta a las autoridades sanitarias. Pero hay un grupo de científicos que se adelantó al problema: en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), se extrae veneno de escorpiones vivos para producir antídotos que salvan vidas.

El trabajo lo realiza el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE), un equipo que combina ciencia aplicada, educación comunitaria y hasta crianza controlada de arácnidos en bioterios adaptados para ese fin.

La técnica, conocida como “ordeñe”, permite recolectar el veneno de forma segura y trazable. Con esa materia prima se elaboran sueros que se usan en tratamientos urgentes en hospitales de todo el país.

Arácnidos, mapas de riesgo y ciencia de territorio

Si bien solo 30 de las 1500 especies de escorpiones que existen en el mundo tienen importancia médica, en Argentina hay dos particularmente peligrosas: Tityus carrilloi y Tityus confluens. Ambas pueden provocar cuadros graves, especialmente en niños.

El escorpionismo —el cuadro clínico causado por la picadura— está en crecimiento. De 3498 casos en 2020 se pasó a más de 7000 en 2024. La mayoría ocurre en ámbitos urbanos, ya que estas especies se adaptan fácilmente a entornos domiciliarios.

Por eso, los investigadores impulsan un mapeo dinámico con datos demográficos de cada ejemplar recolectado, para saber exactamente dónde están los focos de riesgo y orientar acciones de salud pública más efectivas.

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